Escandiendo mis versos sólo pensanso en ti,
esta noche elucubro hasta el amanecer.
Esta noche me alumbras, sin saber que eres luz
y tu silencio grita, aquí en mi corazón.
La rumorosa noche me trae melancolía;
con vagas remembranzas en alas de su brisa.
En este Levittown,“Corazón de Long Island”,
tachonado en luceros está el domo turquí,
-como el cielo cubano que sus hijos añoran-,
que se ve tan cercano cual si alcanzar pudieras,
¡extendiendo los brazos, acariciar sus gemas!.
Mas tú, mi lucerito, cual luciérnaga errante,
itinerante vagas sin encontrar mi senda,
ni en el cielo martiano, ni en el mío colombiano,
ni en este mi Long Island, do Whitman vio la luz.
Dime entonces: ¿Qué brazos te separan de mí?
Dime noche callada, serena y transparente:
¿Dónde errático alumbra mi fulgente lucero?
Oh, noche sibilina: trae al varón de mi alma,
envuelto entre cendales de embriagante ilusión,
y ponlo en mi sendero rendido de pasión,
¡rendido a mis hechizos apasionado y fiel!
Oh, noche misteriosa: Sé cómplice en mi empeño:
¡Hazlo cruzar el puente que lo traiga a mi orilla…!